El lado obscuro de los secretos
En el episodio “La Caja de Música” de “La Casa de la Pradera”, Laura se hace amiga de Anna, una chica que tartamudea al hablar. Cuando la abusiva Nellie tiene una fiesta para iniciar un club, invita a Laura a unirse, pero abiertamente rechaza a Anna. En la fiesta, Laura decide robar la caja de música de Nellie; y cuando ésta la atrapa con la caja que ahora está rota, Laura le dice que hará lo que le pida si no se lo cuenta a sus padres. Nellie acepta y le promete a Laura: “Será nuestro secreto”.
Nellie no pierde el tiempo dando órdenes a Laura. Cuando la obliga a jugar con ella, Laura tiene que mentir y ser cruel con Anna y su hermana, Mary, para esconder su secreto. Cuando la culpa, las mentiras y las locas pesadillas son demasiado para Laura, le confiesa a Pa que robó la caja de música de Nellie.
Todos tienen secretos. Un estudio de 2017 publicado en la Revista de Personalidad y Psicología Social, encontró que los participantes en promedio tenían 13 de los 38 secretos más comunes, cinco de los cuales no habían compartido con nadie. La adicción y el abuso de drogas, la infidelidad sexual y los problemas de deuda son ejemplos de algunos secretos comunes. Otros secretos más obscuros son como esqueletos en el armario que, de ser expuestos, podrían ser una fuente de vergüenza y dolor. Estos secretos pueden incluir un pasado criminal, aborto e incluso un matrimonio anterior.
Uno de los problemas con los secretos es que nunca desaparecen de tu mente. La razón es porque cuando eliges mantener un secreto, literalmente eliges mantenerlo contigo para siempre con la intención de nunca dárselo a otra persona. Y debido a que los llevas en tu mente, pueden invadir tus pensamientos en los momentos más inesperados. Cuando lo hacen, pueden crear ansiedad y deprimir tu estado de ánimo. Lo creas o no, ocultar el secreto no es el problema, sino pensar en él.
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Aquí hay algunas pautas básicas cuando se trata de secretos. Primero que nada, ten en claro que una vez que le cuentas a alguien tu secreto, ya no es un secreto. Por lo tanto, lo más inteligente que puedes hacer es guardarlo para ti mismo.
En segundo lugar, nunca le cuentes a alguien un secreto sin entender bien cómo afectará a la persona a la que se lo cuentes. Por ejemplo, puedes sentirte inmensamente culpable por haber tenido esa aventura con tu compañero de trabajo. Pero si 1) has terminado el amorío; 2) has tomado una decisión sólida de dedicarte a tu pareja; y 3) estás más que seguro de que la verdad no saldrá a la luz a menos que le digas a tu pareja, ¿por qué agobiarla con tu verdad? El secreto es tu carga para llevar hasta que estés listo para liberarte finalmente de la culpa y la vergüenza y para perdonarte a ti mismo.
Tres, ten claro que algunos secretos quizá necesitan permanecer sin mencionar, independientemente de cuánto confíes en una persona. Lo que para ti es sólo “un poco por ahí”, podría ser un tema tabú para otra persona. Y, recuerda que pocas personas pueden guardar secretos.
Y cuatro, las personas se aferran a muchos secretos personales. Al descargar tu secreto con alguien estás invitando a esa persona a contarte secretos que quizá nunca hayas querido escuchar. Piensa dos veces y luego una vez más porque una vez que lo compartes, no puedes controlar lo que esa persona haga con tu información ahora no tan secreta.
Si sientes que necesitas hablar con alguien para poder liberarte de la carga de tu secreto, consulta a un terapeuta. O confiésate con un líder espiritual de confianza. Si el secreto está afectando tu salud y confías en tu médico, habla con él o ella. O puedes simplemente hablar con Dios. Él realmente sólo quiere que estés feliz y en paz. “Que nada los angustie; al contrario, en cualquier situación presenten sus deseos a Dios orando, suplicando y dando gracias. Y la paz de Dios que supera cualquier razonamiento, protegerá sus corazones y sus pensamientos por medio de Cristo Jesús”. (Filipenses 4: 6-7).
Madre Búho