Una nueva oportunidad
Ya sea para empezar una dieta o un plan de ejercicio, para dejar o limitar algún vicio, para iniciar algún proyecto o para esforzarse en ser una mejor persona; el comienzo del año nuevo es el momento que la mayoría de la gente utiliza como punto de partida para iniciar el cambio.
Y es un buen momento para hacerlo, pues normalmente durante el fin de año nos relajamos un poco, tomamos las cosas con calma y disfrutamos de las fiestas con la familia dando regalos y normalmente comiendo y bebiendo de más. De alguna manera el cuerpo (y la cartera), nos piden que nos calmemos, nos desintoxiquemos e iniciemos de nuevo, dejando atrás los excesos cometidos.
Mentalmente, también es bueno olvidarse de lo pasado, refrescar los pensamientos y tener optimismo en que el año que empieza será mejor que el que terminó.
Empezar con nuevas metas y propósitos, aunque duren poco, es siempre mejor que dejar que pasen los años sin tener por lo menos la intención de que las cosas cambien para mejorar en lo físico, mental o económico.
Parece un poco obvio, pero para hacer un cambio, “hay que empezar cambiando”: nuestras malas costumbres, malos pensamientos y principalmente nuestra mala actitud.
No importa si no empezamos exactamente el 1 de enero o el lunes 7 o el jueves 10, hay que empezar y reempezar y volver a empezar las veces que sea necesario para lograr que nuestros sueños se lleven a cabo. Hay que pensar que si tenemos una lista de 10 propósitos y al final de año sólo cumplimos uno o uno y medio, ¡qué bueno!; el siguiente año habrá oportunidad de cumplir con otro y en pocos años habremos cumplido más de lo que creíamos posible.
Lo importante es decidirse, empezar y no desanimarse; no importa si fallaste o no iniciaste el primer día, la primera semana o la primera quincena... ¡ánimo!
