Vivir con fe
Terminó la Cuaresma, época en que muchos católicos hacemos promesas de no hacer cosas que nos gustan o limitarnos en lo que nos produce placer.
En todas las religiones existen momentos en los que se hacen este tipo de “sacrificios”. Pero ¿cuál es el objetivo de hacer esto?
La respuesta es la misma para todos: para agradar a Dios, para demostrar que pensamos en Él. Pero también lo hacemos como un autocontrol para nosotros mismos. Y ésta es, quizá, la parte más importante.
Las personas que tenemos fe, seguimos una serie de mandamientos que nos ayudan a vivir más ordenados y en armonía con las otras personas.
Por otra parte, tener fe en Dios y que existe algo después de la muerte, le da más sentido a nuestra existencia. Las personas que no creen, ven la vida como un simple período de tiempo el cual se va acortando conforme son mayores. Para ellos, el fin está cada vez más cerca, mientras que para los creyentes la existencia no termina, ya que existe una mejor vida que sólo depende de nosotros el alcanzarla.
Los no-creyentes dirán que es falso y que no existe prueba de que esto sea así; pero el punto es que la religión no requiere aprobación científica. Existen innumerables casos de hechos que la ciencia no puede explicar, pero está por encima de ellos el decir “es obra de Dios”.
Incluso los estudios más recientes sobre física cuántica ponen en duda todo lo que creímos era claro y lógico. Aún si los creyentes estuviéramos equivocados (lo cual no indica negación absoluta), una persona que toda su vida vive de acuerdo a lo que manda la religión ¿hace mal? ¿vive mal? ¿le hace daño a alguien?
Una persona creyente que tiene una dificultad siempre tiene la opción de rezar y pedirle ayuda a Dios, y si obtiene lo que quería, los no creyentes dirán que fue casualidad, pero para quien lo pidió y lo obtuvo, fue gracias a la voluntad divina.
A todos nos ha pasado que estamos esperando con alegría un acontecimiento para el fin de semana, y al final no podemos asistir a él, pero… ¿quién nos quita toda la excitación y emoción que vivimos esa semana?
Vivir con fe da esperanza, alegría, paz y motivo para vivir.
