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¿Ansioso o estresado?

A pesar de que se cree que es lo mismo, no lo es. Aunque los signos y síntomas son muy similares, principalmente taquicardia, sensación de miedo o peligro, aumento en la respiración, sensación de vacío en la boca del estómago, entre otros, la gran diferencia radica en que el estrés se presenta por algo conocido, claramente identificado y dicho estrés desaparece cuando lo que lo provocó deja de afectarnos. Por ejemplo, te estresó mucho saber el diagnóstico de una enfermedad que te aqueja. Cuando te dicen que no es nada grave, el nivel de estrés se elimina y sigues con tu rutina normal.

En cambio, la ansiedad se presenta por algo que no se conoce o identifica claramente. Es ese miedo a algo que puede ser real o no, pero que la mente lo magnifica de una manera irracional, y generalmente no desaparece al terminar la situación que crees que lo ocasiona.

¿Y si me enfermo?

¿Y si me deja de querer?

¿Y si pierdo mi trabajo o me quedo sin dinero?

¿Estará hablando de mí?

Son pensamientos que pasan por la mente de una persona ansiosa y muchos de estos pensamientos no están fundamentados; están basados en suposiciones o están carentes de cimientos y, sin embargo, ocasionan todos los signos descritos anteriormente. Y cuando ya no está lo que se cree que ocasionan esos signos tan incómodos relacionados con la ansiedad, se sigue sintiendo ese miedo inminente de que algo puede ocurrir; la mente busca una razón o inventa algo más de qué preocuparse.

Por supuesto que la ansiedad constante es tierra fértil para provocar enfermedades. Me decía una persona: “Mira la cantidad de fuegos que me salieron en la boca. ¡Qué bueno que no me salieron la semana pasada que tuve esa presentación que me desgastó tanto!” Lo que esta persona no sabe es que esos fuegos (o herpes), salieron precisamente fruto de la tremenda ansiedad a la que estuvo sometida durante varios días y, posterior a ello, bajaron notablemente sus defensas y le provocó esta enfermedad. Cuando tenemos ansiedad, se libera la hormona cortisol que se eleva cuando hay una amenaza inminente y nos prepara para la acción o la huida. Cuando la amenaza ha desaparecido, el organismo deja de estar alerta y aparece una debilidad acumulada por tanto impacto emocional y es cuando el aparato inmunológico o de defensa está muy débil y puede ser atacado por las infecciones. ¿Te ha sucedido que después de una crisis de estrés o ansiedad, te enfermas? o que después de mucho trabajo, ¿te da una gripa tremenda?

Los dos factores que más provocan ansiedad son el trabajo, cuando se tiene mucho y cuando no se tiene; y las relaciones interpersonales conflictivas. Dos factores claramente identificados, pero con los que la mente puede provocar un sin fin de variables que son carentes de sentido. Inventamos una y mil historias relacionadas con el trabajo o con la gente y esto es lo que provoca ansiedad.

La mente de una persona ansiosa trabaja como una lupa que magnifica todo aquello que pueda ocasionar conflicto y sea una amenaza, y busca cualquier situación para mortificarse y amargarse la existencia.

¿Cuál es el perfil de la gente ansiosa?

1. Son quienes todo lo ven como amenaza. Si llegan a un nuevo trabajo y hay alguien que no los acepta o los critica ocasionalmente, sienten que ése será el detonante que les impida un buen desempeño laboral.

Si hay 90% de posibilidades de que algo salga bien y sólo un 10% de posibilidades de que salga mal, se enfocan en ese 10%. Recordé a una compañera de mi primer trabajo. Su frase favorita y más repetitiva era “piensa mal y acertarás”. Siempre le buscaba el lado negativo a cualquier situación. Si algo iba muy bien, inmediatamente decía: “no puede ser tanta felicidad… algo va a salir mal”. Obviamente, ella era sumamente ansiosa y hasta la fecha lo sigue manifestando por la gran cantidad de problemas reales que ha magnificado y atraído a su vida, fruto de la ansiedad.

Quienes todo lo ven como amenaza, son negativos por naturaleza. Ven “moros con tranchetes” en todas partes y creen que a pesar de la alegría y la prosperidad, lo malo siempre está por venir.

2. Los perfeccionistas. Desean tener el control absoluto de cualquier situación. Se esfuerzan en que todo salga perfectamente, como se planeó y sufren por los errores naturales que la gente a su alrededor puede cometer. Son auto-críticos y sumamente criticones de quien no piensa o hace las cosas como ellos dicen.

3. Los hipersensibles. La personalidad de “mírame pero no me toques”. Se les hiere con una mirada, un comentario y por todo lo que se imaginan que puede girar en torno suyo. Obviamente no soportan ningún tipo de bromas sobre su persona. Les provoca mucha ansiedad no saber si son aceptados o queridos.

Por supuesto que la gente ansiosa no se enfoca en lo importante y, por lo tanto, además de los problemas de salud que acarrean con dicha actitud, tienen problemas de concentración, de relaciones con los demás por el carácter irritable que conlleva la ansiedad y, para colmo de males, problemas en su desempeño sexual.

Vale la pena analizar lo anterior para evitar que la ansiedad siga apoderándose de tu vida y tomes las medidas necesarias para combatirla. El conocimiento da seguridad y estoy seguro que con la información anterior, puedes iniciar un control más certero de tus pensamientos y buscar ayuda terapéutica.

¡Ánimo! Hasta la próxima.

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