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Ayudando en Guatemala

  • Rita Sherrie
  • 28 feb 2019
  • 3 Min. de lectura

En enero, en un pueblo montañoso en las tierras altas del oeste de Guatemala, 21 residentes del área metropolitana de KC trabajaron para mejorar la vida para bien. Un grupo, representando a Woodland Public Charity y a la Escuela de Enfermería de la Universidad de Kansas, inspeccionó e instaló sistemas de filtración de agua, construyó estufas sin humo, realizó chequeos de salud a niños y visitó a personas de la tercera edad.

“Es más que ir, hacer un trabajo y marcharse”, dice el director ejecutivo de Woodland, Jorge Coromac. “Estamos allá para dar seguimiento a las personas que necesitan atención”.

La organización sin fines de lucro con sede en Kansas City emplea un enfoque comunitario para mejorar el acceso a educación, salud y agua potable. Al asociarse con 56 organizaciones de EE.UU., Woodland involucra a líderes y voluntarios locales en las comunidades de Ecuador, Guatemala, México y Panamá a las que sirve y a sus cónsules aquí.

“Realmente creo que un esfuerzo comunitario es la mejor manera; hace que los programas sean más sostenibles y capaces de responder a las necesidades de la comunidad”, dice Coromac, profesional experimentado con organizaciones sin fines de lucro y nativo de Guatemala.

Woodland tiene 12 viajes programados hasta diciembre para voluntarios de los socios estadounidenses que incluyen iglesias, universidades, escuelas, bomberos, organizaciones de servicios y empresas. Cada viaje cuenta con voluntarios con diferentes habilidades de diversas profesiones y ocupaciones.

Los residentes locales deben ser los que lideran las iniciativas locales y organizan a voluntarios locales, señaló Coromac. Ellos comparten las mismas experiencias y enfrentan los mismos problemas. Al involucrarse y aprender de los voluntarios de Woodland, pueden ayudar a establecer programas y proyectos sostenibles y descubrir mejores formas para prevenir problemas médicos.

La asociación de Woodland con KU tiene siete años y, durante los últimos tres, ha incluido a la Escuela de Enfermería, honrada por Woodland como su Organización de Socios Humanitarios 2018.

“Se ha convertido en una asociación increíble. Hemos podido enviar enfermeras de la universidad a Guatemala y traer una enfermera de Guatemala (aquí para estudiar)”.

El mes pasado, 18 seniors de la Licenciatura de Ciencias en Enfermería y dos enfermeras tituladas fueron a Patanatic, Sololá, Guatemala. Los estudiantes estaban completando una rotación de salud global, parte de un curso práctico de salud de la población. Estaban aprendiendo que mejorar la salud también implica ayudar a las personas a crear entornos de vida más saludables.

“No se trata de cuánta medicina se puede dar, sino de cómo cada familia puede ser más saludable a través de la prevención”, dice Coromac, quien estuvo en el viaje.

Los estudiantes visitaron hogares con filtros de agua provistos por Woodland para garantizar un mantenimiento adecuado e instalar nuevos sistemas. Proporcionaron revisiones en el hogar a personas mayores y con enfermeras locales realizaron evaluaciones y revisiones de salud a niños. Inspeccionaron estufas de leña para detectar una instalación incorrecta, una fuente de humos potencialmente tóxicos, y construyeron estufas sin humo.

El curso práctico de salud de la población “permite a los estudiantes aplicar conocimientos y habilidades aprendidos” en clase, según KUMC. Los alumnos también pueden presentar solicitudes para ir a Bélgica, India, Nueva Zelanda, Escocia, Uganda o Zambia.

“Nuestro objetivo general es que los estudiantes vean más allá ... de las paredes de la clínica. Es ahí donde las personas viven, aprenden, trabajan, juegan y oran, que se tiene el mayor impacto en los resultados de salud”, comentó Gina Johnson, Profesora Asistente Clínica de Enfermería de KU.

Woodland también utiliza el enfoque comunitario para la respuesta a desastres. Ha trabajado aquí con la Agencia Federal de Manejo de Emergencias y recientemente en México y Puerto Rico, donde se está preparando para abrir programas permanentes.

“En desastres naturales, siempre enviamos filtros de agua y sillas de ruedas. Hemos podido proporcionar andaderas, muletas o sillas de ruedas a 433 personas en Guatemala, 100 en Panamá y 150 en Ecuador. Realmente beneficia a toda la familia. Cuando se proporciona una silla de ruedas, las personas se vuelven autosuficientes”, concluyó Coromac.

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Una vez que se publiquen entradas, las verás aquí.
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