Futuros graduados extienden ayuda
Estudiantes del último año de preparatoria de Rockhurst pasaron la mayor parte de enero sirviendo a otros aquí y en el extranjero. Dedicar el primer mes de su último semestre a proyectos de servicio es una tradición de 47 años en la escuela jesuita para varones, preparatoria para la universidad. Desde 1972, los ‘seniors’ de Rockhurst han donado más de 665,000 horas a más de 80 agencias del área.
“Que sea uno de los programas de mayor duración en Rockhurst dice mucho sobre nosotros. Educamos a nuestros estudiantes para que sean hombres para los demás. Estoy particularmente orgulloso de ellos por el trabajo que realizan estas tres semanas”, dice el director Greg Harkness.
Los 220 ‘seniors’ de este año brindaron más de 23,100 horas de servicio a 63 organizaciones benéficas locales y a dos comunidades remotas en diversas actividades. Algunas de las agencias atendidas por 169 alumnos de Rockhurst fueron: Ability KC, Catholic Charities Turnstyles, Centro de Niños para Discapacitados Visuales, Centro ESL de Don Bosco, Morning Glory Ministries y Operation Breakthrough.
“Siempre hay más agencias con más necesidades que los estudiantes que tenemos”, comenta Alan Ratermann, Director de Servicio Ignatian en Rockhurst. “Nos encantaría llenar cada sitio”.
En Guatemala, 29 estudiantes construyeron y almacenaron gallineros, instalaron y ventilaron estufas, entregaron paquetes de cuidado familiar y visitaron hogares. Los ‘seniors’ y sus acompañantes salieron de Kansas City el 10 de enero y regresaron el 17. Fueron recibidos por un grupo de monjas indígenas en Carmelo de Nazareth, un convento en San Andrés Itzapa, Chimaltenango.
“Son un grupo muy alegre que siempre nos cuida bien. Es un lugar maravilloso”, refiere Ratermann, quien planeó el viaje.
La construcción de viviendas para familias en Tijuana, Baja California, México, ocupó a 22 ‘seniors’ de Rockhurst. Sus trabajos principales fueron cavar cimientos y establecer bloques perimetrales. La Fundación Internacional Esperanza organizó la misión y albergó a los estudiantes en La Posada Esperanza, pocos minutos al sur de la frontera de EE.UU. y México. Los alumnos salieron de Kansas City el 13 de enero y regresaron el 19.
Luke Hupke estaba en ese viaje, atraído por el destino y la misión.
“Sé que hay un montón de trabajo que se puede hacer aquí en Kansas City, pero Tijuana ha estado tanto en las noticias que pensé que sería especial ir y experimentar de primera mano cómo vive la gente”.
Hupke no se arrepiente de su elección. Fue una experiencia memorable, iluminadora y educativa. Los ‘seniors’ trabajaron junto a las familias que ocuparán las casas que estaban construyendo, y la familia preparó el almuerzo diariamente en las viviendas en ruinas que llamaban su hogar. Las “comidas tradicionales hechas desde lo básico fueron fenomenales”.
Al trabajar estrechamente con los tijuanenses, los jóvenes aprendieron sobre la cultura local y la construcción. No todos los estudiantes hablaban español, pero Hupke dice que no hubo una barrera de idioma. Él aprecia la experiencia.
“Absolutamente me encantó todo al respecto. Sentí una gran alegría al poder trabajar junto con algunos de mis mejores amigos y maestros; y con la gente a la que ayudamos. Nos enseñaron mucho. Realmente fue una experiencia especial”.
El proceso para seleccionar organizaciones para el servicio de los ‘seniors’ comienza cada verano. Rockhurst publica una invitación a las organizaciones benéficas del área si desean ser consideradas. Ratermann luego compila una lista e invita a las organizaciones interesadas a una feria de servicios cuando comienzan las clases. Los grupos describen sus necesidades y misión y conocen a los estudiantes.
“La decisión final está en manos de los ‘seniors’”, indica Ratermann.
Harkness estuvo en el viaje de Tijuana; y comenta que “es una gran experiencia para alguien que lleva más de 30 años enseñando, ver a la próxima generación de estos jóvenes generosos, compasivos y llenos de fe”.
Programa de Becarios Hurtado
La colegiatura de $14,100 para la preparatoria Rockhurst pone la inscripción fuera del alcance de muchos estudiantes que asisten a escuelas primarias urbanas diocesanas. Pero a partir del ciclo escolar 2012-2013, el Programa de Becarios de Hurtado comenzó a ofrecer a los alumnos seleccionados de quinto grado la oportunidad de estudiar para la admisión. Durante dos años y medio, trabajan para obtener una beca basada en el mérito y en las necesidades.
Los becarios son nominados por sus directores en una de las tres escuelas primarias católicas de Kansas City, Mo.: Holy Cross, Our Lady of Hope y St. John Francis Regis.
Durante el actual año escolar, hay 10 becarios de Hurtado de primer año en el sexto grado, 13 en el séptimo grado, ocho en el octavo grado, siete de noveno y ocho de décimo grado. El próximo ciclo escolar, la clase graduada de Rockhurst incluirá miembros de la primera generación de Becarios Hurtado. Los siete, que actualmente son ‘juniors’, están en el proceso de mirar al siguiente nivel, dice Marvin Grilliot, Director del Programa Becarios Hurtado. “Todos ellos definitivamente están considerando la educación postsecundaria”.
Los estudiantes de 8º grado de Becarios Hurtado tomaron el examen de admisión de Rockhurst y presentaron su solicitud para el ciclo escolar 2019-2020. Grilliot anticipa su aceptación y comenzará a discutir los posibles becarios de Hurtado con los directores escolares participantes a fines de marzo. El programa aceptará a 10 estudiantes que completarán el 5º grado esta primavera.
“Es emocionante que nuestra generación pionera esté comenzando el proceso de pensar en la universidad”, señala Grilliot. “La mayoría de ellos serían los primeros en sus familias en ir a la universidad”.