Sobreviviendo al frío
Con la nevada del sábado pasado, muchas casas se quedaron sin energía eléctrica por varios días. Los cuartos de hotel, así como la compra y renta de generadores eléctricos, se agotaron rápidamente.
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Los que pudieron, corrieron a alojarse con parientes o amigos, pero para los pocos valientes que decidieron quedarse en su casa, esos días fueron toda una aventura.
La primera noche fue la más fácil, pues las casa se conservan calientes, pero conforme pasan los días se van enfriando. La segunda noche ya están bastante frías, y ya para la tercera la temperatura dentro es prácticamente la misma que afuera.
Con la ropa térmica, la pijama y varias cobijas es posible pasar la noche, pero todo lo que tocas está frío, ir al baño y bañarse por la mañana es muy difícil.
Aunque haya agua caliente, gracias a los calentadores de gas, la bañera, las llaves e incluso las toallas estaban muy frías; por supuesto hay poco que comer y el estar a obscuras desde antes de las 6 de la tarde, no da mucha opción más que meterse a la cama, tal vez leer un poco, y a dormir.
Quienes piensen que es un buen momento para sacar los juegos de mesa, no saben lo fríos que están, y sentarse en la sala con una, o varias cobijas para jugar algo, en verdad no se apetece.
Por un lado es un poco triste ver lo dependientes que nos hemos vuelto de los aparatos eléctricos, pero al mismo tiempo nos ayuda a valorar las grandes ventajas de la vida moderna.