Política imposible
“Se puede engañar a parte del pueblo parte del tiempo, pero no se puede engañar a todo el pueblo todo el tiempo”
- Abraham Lincoln, ex Presidente de EE.UU.
Ya están cerca las elecciones y las campañas políticas están en su apogeo. Como siempre lo que vemos y escuchamos son acusaciones, desacreditaciones y verdades a medias acerca de los candidatos. Cualquier cosa que pueda ser usada para afectar la imagen del oponente, será usada.
Esto, para quienes no están metidos en la política, lo único que logra es confusión.
¿Qué pasaría si las descalificaciones y los ataques a los contrincantes políticos, estuvieran prohibidos? Después de lo que hemos visto y oído por muchos años, esto suena un poco ingenuo. Pero tal vez es que simplemente estamos acostumbrados a que así es como se lleva la política, pero no quiere decir que no fuera factible. Pensemos por un momento en un candidato diciendo “mi contrincante ha hecho cosas muy buenas en éste y este rubro, de hecho pienso continuar con algunos de sus proyectos, pues son muy buenos para la comunidad”: o que tal “felicidades al otro candidato por esa propuesta, ni a mí se me hubiera ocurrido algo así”, o esto “las pocas cosas en las que ese candidato se ha equivocado pueden ser corregidas si me dan la oportunidad”.
En verdad no sería tan loco escuchar algo así, si los candidatos actuaran pensando únicamente en el beneficio de la comunidad, sin presiones de los poderosos o de sus partidos a los que pertenecen y con quienes están comprometidos.
Al escuchar tantas exageraciones, medias verdades y acusaciones entre los candidatos, parecen olvidarse que literalmente “el mundo los está viendo” y que todos son ciudadanos norteamericanos en busca de un puesto para el beneficio de su propio pueblo.
Quizá, al terminar la campaña, todos vuelven a ser “tan amigos como siempre”, pero durante las campañas, lo que dicen unos de otros deja mucho que desear.
