¿Recordar, es volver a vivir?
Somos los únicos seres de la creación dotados con un cerebro maravilloso e incomparable. Un cerebro que nos permite guardar y expresar emociones y sentimientos a través del lenguaje. Un cerebro capaz de evocar hasta 60,000 pensamientos al día, buenos y malos; y muchos de ellos pueden ser almacenados durante tiempo indefinido.
Nuestro cerebro está dispuesto a recibir información que nos desarrolle la inteligencia y un coeficiente intelectual que dependerá de la alimentación recibida en los primeros años de la vida. Recientemente se ha comprobado que si esa alimentación es con leche materna, el desarrollo será mejor. La inteligencia se incrementa también por la cantidad de estudios y enseñanzas que recibamos, la capacidad de ejercitar la mente, y otros factores más, como la herencia genética.
Según investigaciones realizadas, hemos avanzado muchísimo conforme han pasado los años, ya que la inteligencia aumenta aproximadamente 20 puntos en cada generación. Si realizáramos una prueba de inteligencia y fuera calificada con los estándares de desempeño de hace cincuenta años, una gran cantidad de personas serían catalogadas como genios. Obviamente, los cambios en la inteligencia pueden deberse a los avances tecnológicos, a la mayor escolaridad, una mejor alimentación y otras causas; claro, sin generalizar, por el gran rezago que existe entre quienes menos tienen.
![](https://static.wixstatic.com/media/7f8874_75808d7ab037459ca307d47fcdee92da~mv2.jpg/v1/fill/w_492,h_341,al_c,q_80,enc_auto/7f8874_75808d7ab037459ca307d47fcdee92da~mv2.jpg)
Desafortunadamente, ese desarrollo de la inteligencia no es siempre proporcional a la felicidad, ya que las cifras son alarmantes en relación a los índices de depresión y estrés. Las cifras van en aumento. Es una gran incongruencia pero es la realidad. Utilizamos nuestra mente para evocar un pasado que nos recuerda momentos difíciles o errores que cometimos, en lugar de vivir el presente y utilizar la mente para invocar recuerdos positivos que nos ayuden a sentirnos mejor.
Hay un refrán que dice: tener la conciencia limpia es síntoma de mala memoria. Sentimos que la preocupación es algo normal o natural y hemos hecho de ese nefasto hábito, un estilo de vida. Nos preocupamos a tal grado que si pasan días y algo no nos preocupa, es un síntoma de que algo malo viene y por lo tanto pensamos: ¡Me preocupa que no me preocupe nada! ¿No crees que es una gran incongruencia, considerando tantos avances que hemos desarrollado en la inteligencia?
Eliminar los malos recuerdos no es tan complicado como podría creerse. Hay personas que lo han logrado a través de la práctica de la meditación o la oración, así como con los avances de la psicología positiva.
Por otra parte, investigadores universitarios en Brooklyn, Nueva York, han experimentado en ratas un medicamento que puede bloquear una sustancia química que es fundamental para la memoria y que por lo tanto, podría borrar temores crónicos e incluso adicciones. El gran inconveniente es la posibilidad de que si se aplica a seres humanos, puede llegar a borrar otros recuerdos que pueden ser considerados de suma importancia.
Recuerdo la historia impresionante de un hombre llamado Henry Molaison, quien falleció el año pasado a los 82 años de edad en un hogar para ancianos. Al tener 27 años de edad, los doctores le practicaron una operación en el cerebro para disminuir las convulsiones provocadas por una lesión. El resultado de la cirugía no fue satisfactorio, ya que quedó con una amnesia profunda. A pesar de su tragedia, su testimonio en vida fue interpretado por algunos investigadores de la siguiente forma: Durante los 55 años, “cada vez que se encontraba con un amigo, cada vez que comía, cada vez que veía un amanecer o se encontraba en un bosque, era como si fuera la primera vez”.
Desafortunadamente, la frustrante realidad es que perdió un gran tesoro: su propia identidad, formada por su presente y su pasado.
Todos tenemos recuerdos que nos motiven a evocar sensaciones que permitan sentirnos mejor, o recuerdos que nos hagan sentir mal en el presente.
Es importante recordar que la mejor manera de saber si evocamos pensamientos negativos o positivos, es la forma como nos sentimos. Si frecuentemente te sientes bien, es porque los pensamientos que evocas son positivos. Si regularmente te sientes triste o decaído, y al estar en soledad tu diálogo interior no es algo que te haga sentir bien, probablemente tus pensamientos y recuerdos son negativos.
Envejecer es un proceso natural y en esa etapa, a la cual yo si quiero llegar, los estudios revelan que la parte del cerebro dedicada a los recuerdos negativos cambia, lo que significa que la gente de la tercera edad tiene más éxito en controlar las emociones por la información negativa recibida.
En conclusión, no hay por el momento ninguna sustancia química que elimine los recuerdos negativos, pero tenemos la libertad de “decidir” el tipo de pensamientos que queremos evocar. Un pensamiento, ocasiona un sentimiento y un sentimiento provoca una acción. Por lo tanto, todo esfuerzo que hagas por mejorar la calidad de tus pensamientos, se traducirá en beneficio de tus acciones y tu estado de ánimo.
Empieza por hacer conciencia del tipo de recuerdos que traes frecuentemente a tu presente, identifica qué tan bien o mal te hacen sentir. Decide, sí, toma la decisión desde ahora de no dar cabida a esos recuerdos que te hacen sentir mal y procura evocar lo que te hace sentir bien. Verás cómo cambiará tu vida.
¡Ánimo!
Hasta la próxima.