Tu opinión no siempre importa
En su libro más famoso, 1984, George Orwell escribe sobre Oceanía, uno de los tres gobiernos futuristas y autoritarios que gobiernan el mundo. Para mantener a sus ciudadanos en línea, el gobierno de Oceanía usa herramientas de vigilancia y amenaza inminente de daño o muerte para controlar las acciones y el discurso de sus ciudadanos. Por ejemplo, la Policía secreta de Pensamiento monitorea telepantallas gigantes que funcionan como televisores, cámaras de seguridad y micrófonos. Con la información de estas telepantallas, la Policía del Pensamiento tiene la autoridad para arrestar a una persona por un “delito mental” o el acto criminal de tener pensamientos y creencias no expresados que se oponen o cuestionan al gobierno.
El gobierno de Oceanía se compone de cuatro ramas o “secretarías” que dependen en gran medida del uso de propaganda que se transmite constantemente a través de las telepantallas. Newspeak, un tipo de doble discurso y el idioma oficial de Oceanía, es creado para controlar el entendimiento del mundo real de la gente y para desalentar el pensamiento crítico. Por ejemplo, la Secretaría de la Verdad controla todas las estadísticas del gobierno, la educación, el entretenimiento y los medios de comunicación. El ejército se llama Secretaría de la Paz. La Secretaría de la Abundancia controla la distribución de recursos. Y la Secretaría del Amor dirige los Campamentos de Alegría para prisioneros políticos detenidos y torturados. Este uso del lenguaje engañoso y manipulador para dar forma a los pensamientos y opiniones de las personas es el verdadero significado del término “Orwelliano”.
La visión de 1984 de George Orwell sobre el impacto del Gran Hermano en la sociedad no parece estar muy lejos de la realidad actual de cómo vivimos en la sociedad. Los gobiernos son expertos en el uso de eufemismos para describir temas políticamente cargados. Por ejemplo, las palabras “daño colateral” se usan para denotar el asesinato de víctimas inocentes. La “limpieza étnica” describe la deportación forzada o el genocidio de un grupo étnico minoritario y los “centros de detención de inmigrantes” son esencialmente prisiones.
El Gran Hermano moderno entra a nuestros hogares a través de televisores de pantalla gigante que los ciudadanos compran ellos mismos. Los ciudadanos también tienen la opción de alquilar o comprar mini pantallas llamadas teléfonos inteligentes. Con estos mini teléfonos inteligentes con telepantallas, pueden registrarse para cuentas de Facebook y Twitter con el único propósito de monitorear los pensamientos y las opiniones expresadas de las masas. En cuentas de redes sociales de todo el mundo, tus amigos han tomado la insignia de la Policía del Pensamiento haciendo comentarios groseros y autoritarios, como si debes o no darle un baño a tu gato o qué tan horrible se ve ese atuendo en tu no-tan-perfecto cuerpo. Y estos comentarios combativos se hacen mientras afirman vivir en una sociedad tolerante y democrática.
La vigilancia personal del habla y las acciones de las personas no se limita a la pantalla de tu teléfono. Estuve en la cena de cumpleaños de un amigo cuando un hombre me preguntó: “¿Por qué hablas de Dios todo el tiempo?” Respondí: “Porque ésta soy yo. ¡Y eso me hace feliz! ¿No te permití ser tú mismo y expresar tus opiniones? Y ¿te permito ser feliz mientras expresas tus opiniones? Esto es lo que está mal con nosotros como sociedad. No podemos permitir que las personas sean como son sin ofendernos”.
¿Su respuesta? “Bueno, me atrapaste”. Luego se levantó y se movió dos sillas lejos de mí. Pude ver por la reacción en su rostro que esta persona estaba esencialmente de acuerdo conmigo. Sin embargo, este autoproclamado ateo se estremeció al saber que se ofendía fácilmente y que era intolerante con una persona que había aceptado su sistema de creencias.
Es fácil echarle la culpa a los gobiernos por el caos en la sociedad. Pero mientras sus ciudadanos se ofrecen voluntariamente para controlar los comentarios y acciones de otros ciudadanos con sus opiniones contundentes pero desinformadas, el Gran Hermano puede sentarse y relajarse. El gobierno ha hecho su trabajo correctamente al brindar oportunidades para que “nosotros, las personas” hagamos su trabajo sucio y nos divida.
Elije vivir el mensaje de amor de Cristo al no ofenderte (el verdadero significado del pecado) sólo porque vemos y experimentamos el mundo de manera diferente el uno del otro.
Madre Búho