Trabajo y celular
Indudablemente el teléfono celular es una maravilla de la tecnología que nos ofrece una enorme variedad de opciones de entretenimiento, información, ayuda y por supuesto comunicación.
Pero muchas personas se olvidan de que en horas de trabajo su uso debería ser muy limitado, pues, de no ser para asuntos de trabajo, al hablar, textear o contestar cosas personales, estamos usando tiempo que nos pagan para trabajar no para usar el celular.
Un estudio de la firma de personal Office Team, encontró que el trabajador promedio usa un dia completo de la semana de trabajo en hacer muchas cosas distintas que trabajar.
En una encuesta la compañía encontró que un empleado promedio pasa 56 minutos por día usando el celular para cuestiones fuera de trabajo. o sea poco menos de 5 horas por semana.
Revisar los e-mails y chatear es en lo que más se pierde el tiempo, seguido por sitios de deportes; los videojuegos y las compras están en lejanos tercero y cuarto puesto.
Y si en la oficina hay muchos jóvenes, la cantidad de pérdida de tiempo se incrementa dramáticamente, pues los empleados de 18 a 34 años usan hasta 70 minutos el celular al dia.
Si bien el estudio fue sobre empleados de oficina, los resultados para cualquier área seguramente serían similares, pues es una cuestión de la manera como nos hemos acostumbrado a usar el teléfono.
En fábricas, talleres y empresas de servicio los jefes llaman constantemente la atención a los empleados que exageran en su uso, lo cual no exime a los que lo usan “menos”, pues en todos los caso es una distracción y decremento de productividad.
Se entiende que todos tenemos necesidad de estar en contacto con los nuestros pero debemos usarlo solo eventualmente en horas de trabajo.
Mantener el celular guardado, quitarle el sonido, dejar que el correo de voz tome el recado, son algunos consejos que debemos seguir para respetar nuestro tiempo de trabajo y solo si tenemos una llamada urgente, hacerlo de manera breve y privada. Respetar nuestro tiempo de trabajo es lo justo además de evitarnos posibles regaños y sanciones.
