“Juventud, divino tesoro”
Ésta es la primera frase de un poema de Rubén Darío, que la gente adulta suele decir a los jóvenes. Pero tal vez el verdadero tesoro de toda persona sería tener siempre buena salud.
Hay personas que aún desde niños sufren de alguna enfermedad y por el contrario, hay personas de avanzada edad, que tienen buena salud.
Es un hecho que si no tenemos salud, no tenemos nada. Y esto aplica para cualquier edad. Al respecto hay una frase atribuida al Dalai Lama que dice: “Lo que más me sorprende del hombre occidental es que pierde la salud para ganar dinero; después pierden el dinero para recuperar la salud”.
Ciertamente en nuestra sociedad, hay quienes tienen como única meta trabajar para ganar dinero, sin importar el daño que hagan a su salud. Pero aún para quienes trabajamos de manera “normal”, sólo para satisfacer nuestras necesidades, también nos pasa que por estar lejos de casa, por aprovechar el tiempo, o simplemente por ser más prácticos, trabajamos de más o comemos demasiada comida chatarra, pensando que al llegar a casa descansaremos y nos alimentaremos adecuadamente... lo cual normalmente no sucede.
Hay quien piensa que deberíamos cuidar nuestra alimentación, hacer ejercicio y evitar los excesos el 90% del tiempo y sólo el 10% no. Pero no solamente no lo hacemos, sino que a veces nos cuidamos sólo el 10% y el otro 90% no lo hacemos.
Los vicios, las malas costumbres y el exceso de trabajo son los principales enemigos de nuestra salud, y es en ellos en los que deberíamos centrar nuestros propósitos de cambiar para permanecer sanos. Debemos pensar que si no cuidamos nuestra salud, no sólo nos hacemos daño a nosotros mismos, sino también a nuestra familia y por lo tanto a la sociedad.
Existen muchos ejemplos de personas jóvenes y viejas que al estar muy enfermas afirman que cambiarían todo lo que tienen por tener salud.
Deberíamos hacernos esta pregunta: ¿si sigo con este trabajo, vicio o estilo de vida, cómo estará mi salud en 10 ó 20 años?... ¿vale la pena?