El milagro de la virgen de Guadalupe
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Este próximo martes, 12 de diciembre, se festeja el Día de la Virgen de Guadalupe.
Según la historia, hace 486 años ella se apareció por cuarta vez al indio Juan Diego en el cerro del Tepeyac, en México.
Éste es un hecho, no solo anecdótico, sino que tiene también una parte “milagrosa”, ya que de acuerdo a la historia, la Virgen pidió a Juan Diego que llenara su ayate (especie de manta que se usaba para recoger la siembra), con rosas del monte y las llevara al obispo Zumárraga, para que creyera todo lo que él decía.
El punto es que es muy raro encontrar rosas en un cerro y menos en diciembre, como él lo hizo. Por otro lado, el ayate, así como la imagen plasmada de la Virgen, han durado 486 años intactos.
Al respecto, se han hecho muchos estudios, tanto del ayate como de la imagen y no se ha podido dar una explicación clara y científica del por qué han durado tanto, ni de cómo fue “pintada” dicha imagen. Otro dato es que la Basílica de Guadalupe, lugar donde se encuentra la imagen, es un sitio visitado anualmente por más de 20 millones de peregrinos y creyentes (sólo superado por la catedral de San Pedro en Roma, Italia), que creen en Dios y por supuesto en ella como su madre.
Para millones de creyentes de la Iglesia Católica, éste es un hecho irrefutable de que es un milagro, y de que dicha imagen corresponde a la Virgen María, madre de Dios. Pero aún para los no creyentes e incluso para quienes niegan su existencia, la imagen es algo singular o por lo menos “raro e inexplicable”.
Por supuesto que siempre existirá el debate, pero está claro que, como muchas cosas de la fe, las cosas santas y milagrosas, están ahí y es decisión de cada quien creer o no en ellas.