Programa prepara a estudiantes de primaria para una vida significativa
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Ocho estudiantes de primer año de la preparatoria Rockhurst son los primeros Becarios Hurtado en asistir a la escuela preparatoria de la universidad. Durante dos años y medio estudiaron para una beca. Los chicos fueron nominados por los directores de sus escuela para la clase inaugural del programa Becarios Hurtado, instituido en 2013.
Todo surgió de una idea en 2011 del reverendo Bill Sheahan, un maestro jesuita en Rockhurst. El objetivo era atraer a estudiantes de escuelas elementales diocesanas urbanas, cuyas circunstancias socioeconómicas ponían a las escuelas de preparación para la universidad como Rockhurst fuera del alcance; e incrementar la diversidad étnica y socioeconómica de la escuela de 103 años de antigüedad.
“Queríamos llegar a partes de nuestra ciudad de las que no hemos obtenido muchos estudiantes”, dijo Marvin Grilliot, Director del programa Becarios Hurtado. “Decidimos trabajar con escuelas y familias católicas comprometidas con una educación católica”.
Durante el ciclo escolar 2012-2013, Rockhurst pidió a los directores de las escuelas Santa Cruz, Nuestra Señora de Guadalupe y Nuestra Señora de los Ángeles que nominaran a estudiantes de quinto grado excepcionales. Los niños y sus familias tendrían que estar dispuestos y capaces de hacer un compromiso de tres años. El verano siguiente, los primeros becarios Hurtado asistieron a clases en Rockhurst.
Con una nueva generación que comienza cada año, ahora hay 23 becarios —siete de séptimo grado en su segundo año en el programa y ocho de sexto grado de primer año. Desde que se reanudaron las clases después de las vacaciones de Navidad, Grilliot ha estado discutiendo con los directores los futuros estudiantes para la próxima generación de Becarios Hurtado.
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Este año, el programa puede tomar 10 estudiantes que completarán el quinto grado en mayo. Vendrán de Santa Cruz, Nuestra Señora de la Esperanza (integrada por alumnos de Nuestra Señora de los Ángeles y Nuestra Señora de Guadalupe, que cerró y se consolidó en el ciclo escolar 2015-2016) y San Juan Francisco Regis. Las entrevistas con los nominados se realizarán esta primavera.
Las becas Hurtado para Rockhurst están basadas en méritos y las necesidades. Según la Diócesis de Kansas City—St. Joseph, casi el 90% de los alumnos en las escuelas urbanas reciben alimentos gratis o a precios reducidos; 43% son aprendices del idioma inglés; y 24% tienen necesidades especiales.
“La misión de Becarios Hurtado es ayudar a los estudiantes que tienen gran potencial, un nivel de madurez y voluntad de trabajar, pero para quienes una educación preparatoria universitaria sería muy difícil de lograr de otra manera”, indicó Grilliot.
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Los becarios Hurtado estudian todo el año. La sesión de verano de seis semanas comienza con un día en el Laboratorio de Liderazgo Tucker del Colegio William Jewel. Hay actividades de grupo, que incluyen oración, excursiones y servicio comunitario y clases separadas en la preparatoria Rockhurst para cada grado, impartidas por la facultad de Rockhurst. Es uno de los puntos fuertes del programa.
“Tenemos maestros maravillosos, dedicados, comprometidos y calificados”.
Las sesiones dos veces a la semana durante el ciclo escolar se realizan en el Centro Comunitario de la Universidad Rockhurst. Los becarios participan en actividades grupales y sesiones académicas por grado.
“Se dedican a las Matemáticas, la escritura y la lectura, y los estudiantes de octavo grado (también) se preparan para la prueba de colocación de la preparatoria”, informó.
Como en verano, las actividades incluyen la oración y el servicio comunitario, así como mejorar las habilidades académicas y de estudio.
“Definitivamente queremos desafiarlos a pensar y desarrollar la conciencia artística y cultural y las habilidades de liderazgo y crecer en la fe”, dijo Grilliot.
El programa Becarios Hurtado es financiado a través de la preparatoria Rockhurst, donaciones privadas, subvenciones y fundaciones.
“Se trata de preparar a los jóvenes para que les vaya bien donde quiera que estén y se conviertan en líderes y modelos positivos a seguir y para retribuir a través del servicio comunitario”.