La cuesta de enero
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Terminaron las fiestas y es tiempo de quitar el arbol, guardar los adornos navideños y volver a la normalidad. Para muchos de nosotros es doblemente difícil empezar el año, pues no solo venimos con la carga de gastos excesivos que hicimos en diciembre sino también el empiezo laboral es lento y además hay que lidiar con el clima. Desde levantarse de la cama tibia, bañarse y calentar el carro, son labores que exigen un esfuerzo mayor. Y si por mala suerte nevó, hay que limpiar la entrada y los vidrios del coche. Hay que salir bien abrigado para no estar sufriendo en el trabajo, aunque esto implique traer encima tantas capas de ropa que reducen la movilidad. Otra más es lidiar con las enfermedades de la temporada; por todas partes vemos narices rojas, ojos llorosos y hay un concierto de toses desde simples hasta algunas realmente preocupantes.
Se dice que la falta de luz natural en estos días tan cortos producen depresión, sobre todo para quienes venimos de más al sur donde este fenómeno lo percibimos muy poco, pero después de todo lo que pasamos para llegar hasta aquí, y lo mucho que hay que trabajar, a eso le damos poca importancia.
De cualquier manera todo esto debemos verlo solo como “cosas de la temporada” y seguir adelante con nuestro trabajo y con nuestros proyectos. Ya estamos en la segunda semana del nuevo año y si fallamos en el cumplimiento de nuestros propósitos, no importa, todavía estamos a tiempo de retomar el camino. Ya paso la rosca de reyes y ya no hay pretexto para hacer bien la dieta (por lo menos hasta los tamales el 2 de febrero).
Si no iniciaste tu proyecto o si fallaste, reempieza. Hasta los corredores más experimentados saben que los primeros cinco minutos son los más pesados, pero una vez encarrerados, lo demas es cuestion de constancia, Igualmente casi cualquier proyecto que empecemos, lo difícil es el inicio, una vez en camino... ¡lo demás es lo de menos!
¡¡¡ÁNIMO!!!