¿Eres creyente?
La mayor parte de las personas del mundo se dicen creyentes. Entre los cristianos, musulmanes, hindúes y budistas suman más del 70% de la población mundial.
Si bien, a la mayoría de las personas son sus padres quienes les inculcan la religión, prácticamente todos en algún momento de nuestras vidas nos cuestionamos la existencia de Dios, y si la forma como nos comportamos o pensamos sea la correcta.
Como muchas otras cosas en la vida, dependiendo de cuán sólidas hayan sido las bases de nuestras creencias y nuestras buenas o malas experiencias, será la manera cómo llevemos nuestra vida espiritual. Hay a quienes los obligaban a ciertos ritos o tuvieron la mala fortuna de encontrarse con un mal predicador o guía y esto normalmente los marca para siempre, provocando un rechazo e incluso un sentimiento en contra de todo lo religioso.
Por otro lado, hay a quienes simplemente no les gusta que alguien más les diga cómo deben comportarse y muchos otros para quienes, por flojera o conveniencia, prefieren decirse ateos, agnósticos o que ellos llevan la religión “a su manera”.
En todos los países existen leyes y castigos para quienes roban, matan o hacen daños a otros o a sus propiedades, incluso para quienes insultan o denigran. Todo esto está a su vez prohibido en la mayoría de las religiones, pero como esto es algo que se considera moral o que “sólo Dios podrá juzgar”, es necesaria una ley para que los humanos nos comportemos bien aunque sea por miedo a ir la cárcel; ya que el ir al infierno “está por verse”.
Seamos claros, lo que está mal, está mal, aún en nuestros propios pensamientos. Que suerte que nadie puede saber lo que pensamos, pues si hubiera una manera de conocerlo y una ley, probablemente todos estaríamos presos.
El hecho es que la única cosa que puede controlar nuestros comportamiento y nuestros malos pensamientos... es la religión. Ya si hay otra vida o no, si hay reencarnación o si Dios nos castiga o no, eso es algo que hasta ahora no podemos saber. Lo que sí se sabe es que las personas que viven con su “conciencia tranquila” viven mejor y después... Dios les dará su recompensa.
